EL LIBRO
¿Quién soy? Pues lo que somos todos: un conjunto de historias.
Como en los sueños, ellas son aparentemente inconexas, llenas de objetos encantados, hechiceras e islas fascinantes que se entremezclan con la cotidaneidad que te hace dudar de si es ficción o realidad. Soy un libro, cierto, pero siempre quise ser más que eso. Soy un proyecto, un deseo, una aventura, un plan que hacer entre los dos. No quisiera irme cuando pellizques mi última página. Me gustaría que las hojas de mi interior sirvan de nido y alimento de una planta, y que la tinta que envuelve mis palabras la anime a crecer. Por ello me he vestido con semillas de amapola y he limpiado mi alma de resíduos dañinos para ellas.Ediciones con papel de alga, maíz o uva
LA VISIÓN. Soy un libro totalmente biodegradable.
Sé que te estoy pidiendo algo difícil, pero..., ¿qué hay más bonito que cogerme cariño y darme vida después?
Te animo a que me leas, a que me plantes y a que empecemos una nueva aventura juntos desde ahí
Los beneficios del libro obtenidos en esta web serán invertidos en la plantación de árboles autóctonos en Galicia.
HACIA DÓNDE MIRAMOS:
Un futuro mejor no tiene el concepto de posesión sobre la naturaleza.
Vivimos en la era de la posesión. Extraemos de la naturaleza toneladas de recursos al día que almacenamos y momifiicamos en nuestros armarios. Hemos dado por hecho que podemos adueñarnos de los bosques, de lo que hay en el mar o de lo que camina sobre la tierra. ¿Qué pasaría si dejásemos de pensar en retener objetos y empezásemos a pensar en tomarlos prestados de la naturaleza, usarlos y dejarlos de nuevo en ella para el porvenir?
Vivimos en un planeta que tendríamos que empezar a tratar como un amigo y no como un esclavo.
LOS CUENTOS
01
Los dieciséis peldaños de mi vida
Hay tres cosas muy características en una casa antigua: una lareira de piedra, grande; una cocina de hierro, en negro, y unas escaleras sólidas de granito. No hace tantos años que la vida familiar y social todavía se desarrollaba en torno al fuego, sobre todo en las casas gallegas, donde pasas la mayoría del tiempo comiendo o secándote de la mojadura.02
El último avión
Por la fuerza con la que se aferraba a su equipaje y lo poco que su pulso le permitía agarrarlo, no parecía quedarle mucho más en el mundo que un puñado de años y lo que llevaba tras la piel de su maleta.03
Sofía
Olías a limón, lo descubrí tiempo después de dejar de verte. En cuanto me dieron la servilleta perfumada, cientos de recuerdos llegaron como un golpe de mar que se había originado muchas mareas atrás.
04
Una bonita locura
Aurelio era un mentiroso compulsivo. Uno escucha este término muchas veces a lo largo de su vida, pero hay que conocer a uno para saber lo que significa con exactitud.05
Mi pequeño planeta
Isora tenía tanatorio. Lo curioso de los tanatorios es que siempre tienen coches aparcados fuera, incluso en un pueblo tan pequeño como este.06
Tostando el tiempo
Siempre hacía una buena colada antes de salir de viaje, pero en esta ocasión tendía la ropa algo tarde, el sol ya estaba bajando y tendría que guardarla húmeda en la mochila. Estaba claro que su repentina decisión era espontánea, impulsiva y emocional.07
Una última copa
Posó la botella de whisky en una mesita al lado del cadáver, como hacían los antiguos cirujanos cuando lo usaban para desinfectar los bisturís. Sacó un vaso ancho de su bolsa del gimnasio, lo apoyó al lado de la botella y, mientras se servía una copa, miró a lorenzo como si esperase que en cualquier momento se levantase y dijese: «Ponme una a mí también».
08
El árbol de los deseos
Conocí a Soazic tomando helado el mismo día que mi avión se estrelló, cosa bastante reseñable para no haber hecho nada muy especial en mi vida hasta aquel momento.09
El jardín de infancia
Llevaba un traje de lino planchado, impoluto y dominical. Tenía un pañuelo blanco en el bolsillo y un sombrero ligero y flexible como un naipe. Fingió hacer una pausa dramática antes de levantarlo, pero era una forma de darle tiempo a su dolorido brazo para alcanzar la solapa. La primera vez que vi a Hernando Mosquera todavía era capaz de mantener la verticalidad gracias a su bastón de ébano, que completaba su imagen de antiguo terrateniente colonial.10
Café pendiente
Isolda iba cada día a tomar un café al bar trini- dad, no porque le gustase mucho el café, sino porque le encantaba ver cómo se lo tomaban los demás.11
¿Y si te pido que me entierres?
Cuando llegué a su casa el escenario del suceso parecía estar organizado por un escrupuloso bibliotecario. No había signos de haberse resistido a su muerte, ni siquiera una triste arruga en la alfombra en la que se la habían encontrado tirada. A mi paso por el salón, donde estaba sucediendo el velatorio, pude escuchar que había muerto sonriendo.¡Puedes comprar el libro ya mismo!
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* Los beneficios del libro obtenidos en esta web serán invertidos en la plantación de árboles autóctonos en Galicia.